Desde este pequeño rincón del planeta quiero acompañarte en tu proceso de búsqueda de objetos que llenen de intención tu vida y te recuerden, día a día, la persona que quieres llegar a ser.

Cada vez estoy más convencida de que la vida es una búsqueda interminable. Y, aunque he de reconocer que en algunas etapas esto me haya provocado cierta frustración, ahora sé que es lo que más me llena de riqueza.

La búsqueda nos hace crecer. Nos anima a buscar alternativas a lo que no consigue llenarnos. Nos provoca una actitud receptiva a encontrar personas que nos iluminan con su manera de ser. A tropezarnos con proyectos inspiradores que nos hacen creer un poco más en el ser humano.

Y es precisamente esta la razón que me ha motivado a dar vida a Ferdai en el mundo digital. Quiero que este lugar sirva de inspiración (como lo ha hecho en mí) a todas esas personas que busquen reconectar con su esencia.

Me llamo Amaia y Ferdai es el lugar donde mi aitona pasaba sus horas cultivando la tierra y cuidando de sus animales. Está situado en Navarra, a los pies del monte Beriain, donde las montañas se funden con el paisaje y la naturaleza da paso a una nueva oleada de vida en cada estación.

Y esto es todo lo que mi aitona necesitaba para ser feliz. Observar cómo brota una rama, sembrar una semilla y cuidarla hasta que dé su fruto, presenciar el nacimiento de un animal.

Pero con lo que más disfrutaba sin duda era compartiendo con su familia todas estas pequeñas cosas que le llenaban tanto por dentro.

Gracias a él comprendí que la verdadera felicidad está en sentirse conectado con la naturaleza y en compartir las pequeñas cosas de la vida con los demás.

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